Hoy más que nunca escuchamos que el estrés es el malo, el villano en nuestra vida y que nos conduce al camino de la enfermedad y…. ¡¡Efectivamente!! Puede llevarnos a ese extremo e incluso a la muerte; pero el estrés también tiene un lado bueno una función positiva en nuestra vida que nos ayuda a reaccionar de manera adecuada a estímulos o situaciones que nos pueden poner en peligro. De ahí que el estrés tiene una dualidad, al igual que c nuestro cerebro que se divide en dos hemisferios: El hemisferio derecho, de las emociones, sentimientos, la creatividad y el hemisferio izquierdo, de la razón y la lógica.

Nuestro cerebro reacciona a los estímulos del exterior, procesa lo que percibimos a través de los sentidos, lo que vemos, lo que escuchamos, lo que olfateamos, lo que degustamos. lo que tocamos… y nuestra mente los procesa en sensaciones y emociones y es precisamente en este punto de las emociones en donde entra la dualidad del estrés.

Cuando estamos en situaciones de peligro o dolor, el cerebro reacciona gracias al estrés ocasionado por ese estímulo y nos lleva a actuar para proteger nuestro cuerpo: a este tipo de estrés se le conoce como eutrés que genera una cantidad de energía que el propio cuerpo puede consumir biológicamente.

Cuando las emociones ocasionadas por los estímulos externos y, en especial por nuestros propios pensamientos constantemente negativos, invariablemente se bloquea nuestra consciencia al extremo de que nuestro cerebro somatiza las emociones, a este tipo de estrés se le conoce como distrés y estas recciones son tan exageradas y descontroladas que el cuerpo no puede consumir toda la energía generando un desequilibrio que se manifiesta en nuestro cuerpo como taquicardias, falta de respiración, insomnio, desórdenes alimenticios, etc.

Entonces, al igual que nuestro cerebro requiere un equilibrio entre ambos hemisferios, así el estrés en medida tiene una función adecuada para nuestro cuerpo, lo interesante es aprender a encontrar esa consciencia que nos lleva a nuestro autoconocimiento y autocontrol, aceptando lo que nos toca vivir con pensamientos positivos y conductas conscientes, en otras palabras, practicando mindfulness.

Claudia Muñoz. Instituto Mindfulness de México. Junio 2020