En estos últimos meses hemos vivido circunstancias de vida muy diferentes a lo que nuestra propia vida solía ser, o bien, se han acentuado momentos “ desagradables” para nuestra mente en nuestra existencia diría que pueden ocasionar pensamientos con la intención de acabar con esas sensaciones quitándonos la vida : el suicidio. Según los datos de la OMS (Organización Mundial de la Salud) en enero 2018, cerca de 800mil personas se suicidan cada año y es la segunda causa de defunción entre los 15 y 29 años de edad.

El suicidio es una forma de salir de la realidad de manera reactiva que conduce a pensar que es una forma o “la solución” a las emociones y sensaciones que nuestra mente con los diferentes pensamientos cree que haría el cambio, pero, realmente es la solución dejar de vivir y cortar la gran experiencia de vivir? Y,  si la forma de quitarnos la vida no funciona y nos deja viviendo de manera limitada y dependiendo aún más de los demás?

La práctica de mindfulness nos lleva a crear atención plena a nuestras sensaciones del momento presente, es decir al aquí y al ahora y a reconocer la impermanencia de las situaciones, es entonces como podemos decir que mindfulness o atención plena confiere resistencia al suicidio.

También la práctica de mindfulness puede mejorar la resiliencia a través de aceptar nuestra vida momento a momento con el entusiasmo de vivir. La práctica de mindfulness formal: la meditación  baja el riesgo de intención al suicidio  porque nos conduce a aceptar con misericordia y compasión nuestra experiencia de vida sin juzgarnos ni culparnos y orienta hacia una vida digna de ser vivida y fortalece el deseo de “comprometerse con la vida” sin juicios ni perjuicios viviendo minuto a minuto unidos a nuestra respiración.

Entonces, vivir con consciencia apoyados en mindfulness es el principio de la salud mental y de un estilo de vida saludable.